• Negrete #1401, San Fernando, Chile.
NO ES UN HASTA SIEMPRE.- Florentino Bravo Utreras
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NO ES UN HASTA SIEMPRE.- Florentino Bravo Utreras

¿Cómo describiríamos a un Laboratorista Dental? Según varios centros de formación técnica y/o institutos, es un técnico de nivel superior capacitado para integrarse al equipo de salud oral, colaborando con los profesionales del área en la elaboración de aparatos protésicos y ortopédicos y otros productos requeridos, trabajando bajo las indicaciones de éste, con criterios de calidad y satisfacción del usuario… Muy claro, ¿cierto?

Sin embargo, en Hospital San Fernando contamos con un PROFESIONAL que realiza dicha labor: nos referimos a Florentino Bravo Utreras, quien está a cargo del Laboratorio Dental de nuestro establecimiento y que a finales de marzo se acogerá a retiro voluntario.

En una nueva historia para la sección “No es un Hasta Siempre”, nos avocaremos completamente en Florentino, quien tiene mucho que contar, sobre todo por su historia de más de 35 años en el hospital… 

Cuéntenos, Florentino, ¿dónde estudió?
Yo soy egresado de la antigua hornada de laboratoristas dentales de la Universidad de Chile.

¿Pero cómo, antiguamente esta carrera era impartida en universidades?
Así es; por lo que tengo entendido en la actualidad se están formando técnicos en laboratoristas dentales en los institutos, aunque sé que es gente bastante bien preparada para ejercer esta labor.

¿Y en qué año egresó?
En diciembre de 1976.

¿Comenzó de inmediato a trabajar en Hospital San Fernando?
No; yo soy santiaguino, del sector de La Cisterna. 

¿Y dónde fueron sus primeros años de laburo?
En el Hospital Sotero del Río en Puente Alto. 

¿Cómo fue aquella época en la capital?
Fue muy interesante y muy enriquecedora para mi profesión, porque en el hospital yo tenía ocho colegas que abarcaban una serie de especialidades, que no son muy conocidas por el común de la gente, incluso tenía un compañero que hacia prótesis somáticas, puntualmente ojos y orejas artificiales, pieles para quemados en ese tiempo, no solamente dental… 

¿Y cómo fue que llegó a nuestro hospital?
Yo llegué a principios del año 1981. Mis padres vivían cerca de la carretera en un sector llamado Mariposas, próximo a llegar a Chimbarongo; resulta que por esas cosas de la vida, mi padre requería atención en el servicio dental del Hospital de San Fernando y conversando con la persona que lo estaba atendiendo, la Dra. Adriana Marambio, le dijo “yo tengo un hijo que es laboratorista dental y se desempeña en el Hospital Sotero del Río’ y justamente no había laboratorista acá, el cargo estaba vacante y estaban buscando un profesional universitario. Bueno, mi papá me llamó, la doctora también (era la jefa del servicio) y acá estoy… las metas mías en aquellos años era especializarme en Santiago, después ver cómo me iba en provincia y si no me resultaba, me iba fuera del país.

Y le resultó en provincia…
Así es, a la primera ciudad que llegué, me quedé y aquí estoy.

Usted arribó a un hospital que hoy es parte del recuerdo, ¿Qué se le viene a la memoria si le pregunto por aquel añoso recinto?
Yo que estaba acostumbrado a la vorágine santiaguina, puro cemento y edificios relativamente modernos para la época, me encuentro con una “casona colonial” con diferentes tipos de box, salas, todo era adobe y madera y me llamó mucho la atención la iglesia de estilo gótico que estaba adosada, era como la “piedra filosofal” del hospital de San Fernando; no había hospital sin iglesia.

Y el ambiente laboral, ¿qué tal era?
Fueron muy acogedores, era una verdadera familia; me llamó mucho la atención que me pasearon por todos los estamentos del hospital, presentándome, mostrándome las dependencias, etc., cosa que ahora me imagino no se hace por premura de tiempo, porque estaríamos seis meses presentando gente (ríe).

Florentino, ¿recuerda alguna anécdota que se pueda contar?
(ríe) Recuerdo una vez cuando yo estaba recién llegado me abordó un paciente, un “huasito”, y me dijo “yo quiero tomarme la previsión”, entonces lo llevé al sector administrativo donde se veía el asunto de las previsiones, etc. Pero me voy dando cuenta cuando el caballero está conversando y se empieza a descubrir el brazo y yo le pregunté “¿no se querrá ver la presión?” (jajajaja ríe)

Que anécdota bastante graciosa… Pero haber, usted nombró a la Dra. Adriana Marambio, ¿qué funcionario recuerda de aquellos años? 
Haber… a mi me recibió el Dr. Luis Hernández, una persona muy humana, se caracterizaba siempre por andar con un cigarro en la mano, cosa hoy no se puede hacer; estaba la Dra. Marambio a quien la recuerdo como una persona muy culta, de la antigua escuela, que sabia decir “por favor” y dar las gracias, cosa que es bastante difícil encontrar en estos tiempos.

Post-terremoto de 1985 se construye el edificio que hoy cimenta al actual hospital…
De aquel terremoto, me llamó mucho la atención la entrega del personal del Hospital de San Fernando, la mística, la vocación de servicio, donde preferían al hospital antes que ir a ver a sus familias, se dedicaron a evacuar a los pacientes, solucionar los problemas y dejaban un poco de lado a sus casas; ahí uno notaba que los funcionarios tienen esa características que es propia en estos casos de emergencia.

Y eso se volvió a repetir para el gran incendio del año 2000
Para el incendio y con el terremoto del año 2010; de hecho, cuando pasó esa emergencia en la madrugada, no me preocupé de los daños en mi casa sino que me vine inmediatamente para acá (Florentino vive cerca, en calle Negrete con Cardenal Caro). Y no era solo yo, fuimos varios funcionarios que no debimos haber estado acá, pero estuvimos.

Volviendo a su historia, pero también la historia del servicio dental, ¿dónde estaba ubicado antes de que se construyera el policlínico?
Antes de que se trasladara, estaba ubicado en el antiguo hospital, al costado izquierdo del acceso principal. Y ahí funcionó hasta que llegamos al consultorio.

Florentino, ¿cómo analiza el funcionamiento del Hospital en la actualidad, y de sus trabajadores?
Mira, a pesar de todo, se mantiene la misma vocación de servicio, la misma mística que existía en el hospital antiguo, al menos así es en el servicio dental. Como hoy en día los usuarios están más empoderados y reclaman de inmediato cuando se le presta un mal servicio, si nosotros no cumpliéramos con excelencia, la fila de gente daría “vuelta la manzana” para estampar su malestar… y no es así, no lo veo todo tan mal. La gente viene en busca de atención y se le da una atención con excelencia y en un tiempo que yo creo comparado con las clínicas privadas, siento que somos más oportunos.  

Y en el caso de su servicio, se complementan todos muy bien
Exactamente, lo que me llama la atención es que todos mis compañeros, tanto profesionales como técnicos, vamos siempre remando hacia el mismo lado y eso qué significa, que privilegiamos y satisfacemos las necesidades del paciente… esa es la idea.

Para finalizar, un mensaje que quisiera entregar:
Dice más o menos así: "Que las nuevas generaciones de funcionarios mantengan el profesionalismo, la ética, la vocación de servicio que distingue a nuestro querido Hospital San Fernando”.-


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