¡¡HASTA PRONTO!! Marianela Aguila Vera
Marianela Águila Vera, sanantonina de nacimiento, se hizo una sanfernandina más, gracias a su larga trayectoria en nuestro Hospital San Juan de Dios como enfermera. Egresada de la Universidad de Chile (sede norte) con pasada en el Hospital J. J. Aguirre, aceptó dar esta entrevista donde nos adentramos en su vida personal-profesional, esto porque a pesar que en septiembre se acogerá a retiro voluntario, este martes 13 de agosto lo considera su último día laboral… hoy, en el espacio “HASTA PRONTO”, presentamos a la querida Marianela.
¿Usted es oriunda de San Antonio?
Nacida y criada del puerto de San Antonio (Región de Valparaíso), saliendo de la enseñanza media quedé en enfermería de la U. de Chile, estudiando en la sede norte donde está el Hospital J. J. Aguirre; luego de egresar, hice reemplazos en Santiago, y me ofrecieron cargos acá en la sexta región, en Peralillo y Pichidegua, pero opté por San Fernando, ganándome el concurso por mis buenos antecedentes.
Llegó a un Hospital San Fernando que no es el mismo que hoy conocemos
Así es, al antiguo hospital, fue en 1983. La enfermera coordinadora era Margarita Rojas, colega que ya se retiró; lo hice haciendo un cuarto turno, de repente nos mandaban a las postas rurales, era un solo enfermero de cuarto turno para todo el hospital, claro que la complejidad no era la misma, todo ha ido cambiando. Uno trabajaba lo mejor posible con todo lo que tenía. Luego me fui nuevamente a Santiago, donde tuve la posibilidad de trabajar en la UCI del Hospital de Urgencia de Asistencia Pública (la ex-posta Central) durante 5 años, donde creo que ha sido una de las instancias que me ha gustado, ya que para mí, en ese entonces, era una meta trabajar en una UCI… y la cumplí. Me devolví a San Fernando en 1992 por un tema del trabajo de mi marido, con un hijo de seis meses.
Y llega a un hospital con un nuevo edificio (tras lo ocurrido en 1985).
Me encuentro con una infraestructura totalmente diferente, con salas con mayor privacidad porque en el hospital antiguo eran tremendas, con todos los pacientes juntos. Se complejizó la labor y tomé la jefatura de la UTI ya que la colega que estaba ahí postuló a supervisora de Medicina; acepté porque tenía la experiencia de Santiago. Estuve un tiempo y luego pasé a Infecciones Intrahospitalaria.
¿Estuvo en PCI?
Si, alrededor de 8 años, donde me siento contenta y orgullosa de haber desarrollar mi labor ahí porque el hospital nunca había acreditado en Infecciones Intrahospitalarias. Y cuando tomé esta unidad, tuve dedicación exclusiva, solamente a eso, con el apoyo de un médico (Dra. Henríquez y luego Dr. Ulloa) y una secretaria que compartía en Cirugía; y para mi, fue un gran orgullo acreditar, donde hicimos un gran cambio a nivel de otros profesionales y personal, quienes se fueron acostumbrando con esta importante labor … pero debo reconocer que uno se cansa con esto, ya que estaba casi sola, donde incluso me tuve que operar de la mano, y me cambié a la UTI, donde se armó un lindo trabajo, con atención a pacientes críticos, no teniendo mayores problemas, apoyándome con mis compañeras.
O sea, ¿usted fue partícipe del proyecto de mejoramiento de la UTI?
Si, tuve que estar en varias reuniones, visitar la obra de construcción; me pedían la opinión sobre qué altura quería la ventana, los lavamanos, la separación de las salas, etc. Estaba en la UTI cuando se inauguró, partiendo con 8 camas, luego se habilitaron las 12 y finalmente la UCI, donde se sumaron nuevas jefaturas y después opté por el cambio al servicio de Cirugía.
Luego de este recorrido por su historia profesional, ¿tiene algún recuerdo puntual sobre su primer pasar en el hospital?
Cuando recién llegué en 1983, estando el hospital viejo, nos pasaban algunas anécdotas; por ejemplo ir desde el servicio de pediatría a la Urgencia (donde hoy se ubica el CESFAM CENTRO), tenía que llamar al auxiliar de servicio quien venía en bicicleta para acompañarme (ríe) ya que me daba miedo... Pero no todo era así, en ese tiempo nos juntábamos para celebrar algún cumpleaños, alguna once, etc. Con quienes trabajé, recuerdo a María de Cirugía, su hermana Elsa que estaba en Pediatría, a Angélica Suarez de Urgencias, a Leonel Barra que estaba en mi turno, personas con quien uno desarrolla un lazo de amistad más allá de lo laboral… Yo le tengo cariño a mucha gente en el hospital, colegas, paramédicos, administrativos, médicos, gente de Abastecimiento, de Bodegas, de todos lados, uno los va conociendo, el hecho de saludar nos genera buenos lazos.
Si bien son épocas pasadas sus principales recuerdos, también existen historias en estos últimos años…
El hospital se fue haciendo más complejo, contar con la UTI nos permitió tratar a los pacientes infartados acá y no derivarlos a Rancagua para continuar con su tratamiento; se sumaron más médicos, mayor personal, etc. Los usuarios operados por el Dr. Rodríguez los recibíamos en la UTI para su posterior cuidado. Si bien antes teníamos una enfermera de turno para dos servicios, hoy cada servicio cuenta con dos enfermeras por turno, sumando el aumento de la dotación de paramédicos; todo esto influyó cuando estaba de subdirectora de enfermería mi amiga Ana María Moraga, porque en realidad ella logró con sus fundamentos, el aumento de dotación en enfermería… algo que antes era imposible.
La atención hoy en día es más personalizada y de calidad. Estar en la UTI cuando se puso en marcha la UCI, me generó un grato recuerdo porque tuve una grata experiencia, nunca tuve un problema con mi jefatura (Dr. Sáez), él aceptaba mis orientaciones y tomaba en cuenta mis decisiones. Recuerdo con cariño también al Dr. Toledo, a Sonia Pérez de la Dirección…ufff si empiezo a nombrar a personas, me quedaré sin espacio, pero los recuerdo a todos con mucho cariño y afecto…
Cuando llegué a Cirugía, me recibieron súper bien, más aun estos dos años que estado acá, las enfermeras, las paramédicos, las secretarias, la jefa (Lorena) un amor, inclusive si tenía alguna sugerencia, ella la consideraba; el hecho de ser siempre jefa y pasar a ser “no jefa” no me complicó, al contrario, lo acepté con respeto, ya que fuimos generando lazos profesionales de respeto mutuo entre ella y todos los funcionarios(as) de este servicio.
MENSAJE
“Primero quiero decir algo que se me quedó en el tintero. Estuve casada, más de 20 años, y tuve dos hijos: mi hijo mayor Álvaro de 27 años que gracias a Dios y a mi trabajo en este hospital, pudo tener una educación y hoy es ingeniero comercial; y mi hija Marianela Paz que tiene 26, ella es contadora auditor… yo igual agradezco el haber trabajado acá, siempre me he considerado una persona comprometida, si me tenía que quedar horas extras, lo hacía; si tenía que llevar trabajo a la casa, lo hacía, porque amo mi trabajo…
Y un mensaje para la gente: uno tiene que querer lo que hace, comprometido y responsable, si de repente hay una carga mayor de trabajo, hay que asumirla, y a los más jóvenes, deben empoderarse de su profesión, queriendo su trabajo y su hospital, porque es lo que te permite vivir… uno trabaja con un sueldo, y gracias a eso se puede alcanzar una meta personal o destinarlo en la educación de sus hijos, queriendo que ellos sean mejor que uno.
Yo soy profesional, yo quería que mis hijos también lo fueran, y lo son… ese es el mensaje, uno tiene que querer, comprometerse, ser más humano, saludar a nuestros compañeros de hospital ya que uno con eso no pierde nada, al contrario, gana mucho… llegó el momento de retirarse, pero creo haber entregado lo mejor de mi acá, comprometida por tratar de hacerlo siempre mejor, y por tratar de no ser la mejor, sino ser una de las mejores, porque no soy egoísta, siempre transmitir la experiencia personal a las nuevas generaciones y creo que así lo hice… "
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