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¡¡HASTA PRONTO!! María Angélica Villagra Caris
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¡¡HASTA PRONTO!! María Angélica Villagra Caris

En una nueva entrevista para la sección ¡¡HASTA PRONTO!!, tuvimos la oportunidad de conversar con una profesional que por diversos motivos no pudo concluir de forma normal sus labores en Hospital San Fernando, pero aun así nos quiso contar su historia, anécdotas y recuerdos en el centro asistencial: nos referimos a María Angélica Villagra Caris, tecnóloga médico de Laboratorio Clínico que este viernes 28 de junio se acoge a retiro voluntario.

Oriunda de Chépica, estudió su carrera de tecnóloga médico en la Universidad de Chile. Recién egresada, ingresó a trabajar al servicio de Laboratorio del Hospital de Santa Cruz en 1977 (estuvo 16 años), cercano a su comuna de origen y residencia. Pero por motivos familiares (su marido Walter Arrué comenzó un trabajo como docente en un colegio de San Fernando), dejó dicho recinto hospitalario para llegar a nuestro Hospital San Juan de Dios. 

¿En qué año arribó al hospital?
En 1993 pedí el traslado y llegué al Laboratorio, donde éramos cuatro tecnólogos.

¿Quiénes estaban?
Haber, estaba Robinson Álvarez, una colega y Gabriel Fritz y yo.

¿Dónde estaba ubicado el Laboratorio?
Estaba en el mismo sector donde hoy está, a un costado del Banco de Sangre (UMT). 

¿Cómo la recibieron sus “nuevos compañeros de trabajo”?
Desde los técnicos hasta mis colegas, me recibieron todos súper bien. Con Robinson nos conocíamos de antes, porque nos encontrábamos en reuniones del área de salud. Éramos poquitos, pero trabajábamos súper bien; después se fue una colega, llegó otra donde siempre éramos cuatro, hasta que comenzamos a realizar un turno denominado “de llamada”, donde la ambulancia nos iba a buscar a las casas de quien estaba en este “turno” a ver los exámenes principalmente del Servicio de Urgencia, y terminada la labor nos iban a dejar al hogar. Posteriormente establecimos un horario, ya que comenzaron a llegar los nietos, incluso mi hijo Walter (Arrué Jr.) cuando era chico, odiaba cuando llegaba la ambulancia a la casa (ríe), porque venía a buscar a la mamá… en esa manera trabajábamos, era estresante, porque estábamos pendiente al llamado, recibiendo exámenes de urgencias de toda el área abarcando hasta Pichilemu. Teníamos que venir, estábamos solo, sin oficial administrativo ni auxiliar, pero había que hacerlo y con la mejor sonrisa en el rostro.

Después pasaron los años y usted fue testigo de cómo la unidad iba mejorando en el tiempo, mejorando en infraestructura y en condiciones laborales como el mismo tema del “turno de llamada”.
Así fue, nos empezamos a modernizar, comenzaron a legar nuevos equipos para poder hacer una alta cantidad de exámenes, lo que amplió la gama de cobertura y prestación. Ya no eran 10 glicemias o 4 pruebas hepáticas, eran 40 glicemias y 20 pruebas hepáticas. Empezó aumentar el tipo de examen como para, por ejemplo, detectar un infarto, etc.; la pega fue dura, pero se compensó con el aumento en recurso humano.

Por un tema personal hasta el día de hoy no ha podido cumplir su labor en la unidad, pero, ¿aun se siente parte del Laboratorio? 
Sí, porque fíjate con los colegas nuevos, los chiquillos son de la edad de mi hijo, me llevaba súper bien porque ellos llegaron muy motivados, con harta ganas de hacer las cosas bien, son excelentes profesionales, me saco el sombrero porque son súper preocupados, además dirigidos por Rolando (Vidal) que es un gestor innato que ha sabido darle el lugar que corresponde al servicio que es un apoyo clínico fundamental dentro de la recuperación del paciente; todo lo que se diagnostique ahí, es lo que el médico va a traducirle a su paciente.

¿Algún episodio que recuerde en el hospital?  
Hacía pocos años que había llegado a San Fernando (lo hizo en 1993), recuerdo que me fueron a buscar a mi casa porque venía un lactante muy grave de Pichilemu; en Laboratorio le íbamos a tomar muestras porque seguía en dirección a Santiago. Le tomamos líquido céfalo raquídeo, muestras de sangre, entre varias cosas, y nuestro pediatra estaba atento al informe que debíamos entregar porque lo debía informar a su colega en la clínica, quien lo estaba llamando para saber los resultados e iniciar el tratamiento de forma inmediata; todo esto pasaba mientras el mejor iba en trayecto a la capital. La responsabilidad mía era tener un diagnóstico certero, y resultó ser una meningitis meningocócica, e imagínate, el doctor todo preocupado me preguntó “¿estás segura?”, “si porque estaban los frotis y todo”, le dije… en cosa de momento informó a Santiago, el lactante ingresó con su tratamiento y gracias a la celeridad y acertado diagnóstico, hoy ese niño es un futuro profesional, sin secuelas... Cuando he ido a Pichilemu he preguntado por él y es un joven que está por terminar sus estudios... Siempre me acuerdo de ese momento porque te deja la satisfacción de haber contribuido.   

MENSAJE
“Yo dentro del hospital siempre me lleve bien con todos, de distintos estamentos, nunca hice diferencia, mis respetos a todos los que contribuyen a la labor de darle movimiento al establecimiento, porque siempre saludaba al auxiliar de servicio, al paramédico, etc. Si tuve diferencia con algunos pocos, pero quienes estábamos codo a codo trabajando, siempre una buena relación, principalmente con la gente del Laboratorio. Yo sé que como hospital ha cambiado, su personal se ha renovado, su infraestructura, en equipamiento, con nuevas patologías, y aun así, siento que el hospital sigue sacando la nota alta por la salud,  y eso es parte por sus funcionarios…”.-

 


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